Mi idea al abrir este blog, es la de compartir mis trabajos en el arte, no como una manera de exhibirme, sino como agradecimiento a la vida por los dones que me ha dado.
Soy Técnico Industrial, de profesión pero durante los últimos 29 años estuve viviendo de la elaboración de artesanías talladas en madera.
Como aficionado y enamorado de lo bello, también he pintado cuadros al óleo y hago fotografía, además escribo desde siempre, aunque en los últimos años le he dedicado con un poco mas de tiempo, el resultado es que tengo unos cuantos trabajos publicados hasta ahora. El acontecimiento culminante fue que el Gobierno de mi provincia, San Luis, me ha distinguido publicándome un libro de relatos, “ Anillos de Humo”, en razón de haber recibido una Mención Especial en un Concurso Nacional.
En este blog, voy a ir poniendo a consideración del mundo, mis cuentos, poesías, fotografías, (sobre todo de mi querida Provincia de San Luis, mi tierra de adopción, lugar donde nacieron mis hijos y también mis nietos) y fotografias de algunos cuadros y esculturas. Gracias, bienvenidos a mi casa virtual.


Roberto Enrique Sabbatini

domingo, 23 de diciembre de 2012

El Agujerito





     Tomás era loco manso, hacía meses que estaba internado en ese sanatorio.
  Pasaba todo el día con la mirada perdida y no hablaba con los otros internos, compañeros de sala.
     Un día su comportamiento cambió por completo. Descubrió un agujerito, en el zócalo de la pared, justo frente a su cama y comenzó a tener alucinaciones.
     A partir de entonces, se quedaba todo el día con la espalda pegada a la pared opuesta a la del agujero, la vista clavada en él, lleno de temor. Hasta dijo que por allí  iban a venir a buscarlo.
     Aquella tarde de invierno, Tomás lanzó un terrible alarido que llenó de espanto a los otros internos, que se fueron acercando entre la curiosidad y el miedo a ver aquello que él señalaba con fuertes gritos.
     Por el pequeño agujero estaba entrando una llamita, que fue creciendo y creciendo.
     El griterío de los internados al ver esto, llamó la atención del personal del sanatorio que corrió a la sala pero no pudieron entrar, porque el tropel de los locos huyendo, los llevó por delante. Solo Tomás permanecía dentro, estaba clavado a la pared por el terror.
     La llama era algo etéreo, transparente, de color rosa con reflejos verdes y azulados, que creció agitándose hasta llenar toda la habitación. Y no era fuego, porque nada ardió a su paso implacable.
     Llegó mas personal ahora con matafuegos que fueron innecesarios  pues la llama desapareció tal como había aparecido, junto con Tomas y el agujerito de la pared.


                                                                                                                                Publicado por
                                                                                                                                                                       Editorial Dunken
                                                                                                                                                                        Bs. As. - mayo 2008
                                                                                                                                                     

                        
                                                                                                                                                 
Grutas cercanas a Concaran

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