Mi idea al abrir este blog, es la de compartir mis trabajos en el arte, no como una manera de exhibirme, sino como agradecimiento a la vida por los dones que me ha dado.
Soy Técnico Industrial, de profesión pero durante los últimos 29 años estuve viviendo de la elaboración de artesanías talladas en madera.
Como aficionado y enamorado de lo bello, también he pintado cuadros al óleo y hago fotografía, además escribo desde siempre, aunque en los últimos años le he dedicado con un poco mas de tiempo, el resultado es que tengo unos cuantos trabajos publicados hasta ahora. El acontecimiento culminante fue que el Gobierno de mi provincia, San Luis, me ha distinguido publicándome un libro de relatos, “ Anillos de Humo”, en razón de haber recibido una Mención Especial en un Concurso Nacional.
En este blog, voy a ir poniendo a consideración del mundo, mis cuentos, poesías, fotografías, (sobre todo de mi querida Provincia de San Luis, mi tierra de adopción, lugar donde nacieron mis hijos y también mis nietos) y fotografias de algunos cuadros y esculturas. Gracias, bienvenidos a mi casa virtual.
Roberto Enrique Sabbatini
domingo, 13 de enero de 2013
Una mañana agitada
Subí al colectivo “D” y pagué el boleto con un billete de cinco pesos.
— ¿No tiene monedas?— rezongó el conductor de mala gana y sin esperar respuesta, me dio el cambio, acelerando la marcha.
Medio a los tumbos, pasé hacia el fondo del coche, tomándome con dificultad de los pasamanos por lo brusco de las maniobras. A mi sólo me preocupaba no llegar tarde al trabajo.
El conductor del transporte parecía enloquecido zigzagueando por entre el tránsito. Cruzaba las bocacalles a toda velocidad violando los semáforos pero yo estaba muy satisfecho con todo eso, porque no llegaría tarde.
Por esquivar a un peatón se subió a la vereda, impactó con violencia contra una columna de luz. Hubo gritos e insultos, los que estábamos parados en mitad del coche fuimos a parar contra el asiento del conductor o sobre el motor y la maquina de boletos, una señora cayó por la escalerilla de la puerta delantera.
Cuando todo se calmó, los pasajeros, bastante aturdidos por los golpes, nos reincorporamos y comprobamos que no había nadie lastimado.
Yo estaba muy apurado así que me bajé rápidamente y desentendiéndome de lo ocurrido comencé a caminar por Mitre. La oficina donde estoy empleado quedaba en esa calle, a solo tres cuadras de donde estábamos detenidos.
Caminé rápido y con paso seguro. Pensé que sería por eso que la gente me miraba.
Dos veces me cercioré de no tener la ropa rota o desacomodada pero la gente seguía deteniéndose para mirarme cuando yo pasaba.
De todos modos, lo único que me preocupaba era no llegar tarde a la oficina.
Finalmente llegué muy agitado.
—Buen día— dije en voz alta
Todos quedaron inmóviles, mirándome
— ¿Qué pasa?— pregunté
La chica que estaba más cerca de mí, tapándose la boca con la mano derecha extendida, dijo casi en un suspiro
— ¡Tu cabeza!—
— ¿Qué tiene mi cabeza?—
Hubo un largo silencio y por fin alguien allá en el fondo dijo
— ¡No está… tu cabeza no está!—
De : Anillos de Humo
Publicado por San Luis Libros
S. Luis- Argentina- 2011
— ¿No tiene monedas?— rezongó el conductor de mala gana y sin esperar respuesta, me dio el cambio, acelerando la marcha.
Medio a los tumbos, pasé hacia el fondo del coche, tomándome con dificultad de los pasamanos por lo brusco de las maniobras. A mi sólo me preocupaba no llegar tarde al trabajo.
El conductor del transporte parecía enloquecido zigzagueando por entre el tránsito. Cruzaba las bocacalles a toda velocidad violando los semáforos pero yo estaba muy satisfecho con todo eso, porque no llegaría tarde.
Por esquivar a un peatón se subió a la vereda, impactó con violencia contra una columna de luz. Hubo gritos e insultos, los que estábamos parados en mitad del coche fuimos a parar contra el asiento del conductor o sobre el motor y la maquina de boletos, una señora cayó por la escalerilla de la puerta delantera.
Cuando todo se calmó, los pasajeros, bastante aturdidos por los golpes, nos reincorporamos y comprobamos que no había nadie lastimado.
Yo estaba muy apurado así que me bajé rápidamente y desentendiéndome de lo ocurrido comencé a caminar por Mitre. La oficina donde estoy empleado quedaba en esa calle, a solo tres cuadras de donde estábamos detenidos.
Caminé rápido y con paso seguro. Pensé que sería por eso que la gente me miraba.
Dos veces me cercioré de no tener la ropa rota o desacomodada pero la gente seguía deteniéndose para mirarme cuando yo pasaba.
De todos modos, lo único que me preocupaba era no llegar tarde a la oficina.
Finalmente llegué muy agitado.
—Buen día— dije en voz alta
Todos quedaron inmóviles, mirándome
— ¿Qué pasa?— pregunté
La chica que estaba más cerca de mí, tapándose la boca con la mano derecha extendida, dijo casi en un suspiro
— ¡Tu cabeza!—
— ¿Qué tiene mi cabeza?—
Hubo un largo silencio y por fin alguien allá en el fondo dijo
— ¡No está… tu cabeza no está!—
De : Anillos de Humo
Publicado por San Luis Libros
S. Luis- Argentina- 2011
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