Mi idea al abrir este blog, es la de compartir mis trabajos en el arte, no como una manera de exhibirme, sino como agradecimiento a la vida por los dones que me ha dado.
Soy Técnico Industrial, de profesión pero durante los últimos 29 años estuve viviendo de la elaboración de artesanías talladas en madera.
Como aficionado y enamorado de lo bello, también he pintado cuadros al óleo y hago fotografía, además escribo desde siempre, aunque en los últimos años le he dedicado con un poco mas de tiempo, el resultado es que tengo unos cuantos trabajos publicados hasta ahora. El acontecimiento culminante fue que el Gobierno de mi provincia, San Luis, me ha distinguido publicándome un libro de relatos, “ Anillos de Humo”, en razón de haber recibido una Mención Especial en un Concurso Nacional.
En este blog, voy a ir poniendo a consideración del mundo, mis cuentos, poesías, fotografías, (sobre todo de mi querida Provincia de San Luis, mi tierra de adopción, lugar donde nacieron mis hijos y también mis nietos) y fotografias de algunos cuadros y esculturas. Gracias, bienvenidos a mi casa virtual.


Roberto Enrique Sabbatini

martes, 18 de febrero de 2014

Dos Visiones

El miraba los despojos de un pájaro muerto en la playa. La carne seca desgarrada y maloliente, era un montón de basura mezclada con arena y plumas sucias y desprolijas.


El otro observaba las bellas plumas de alas y cola de un pájaro muerto en la playa. El blanco contrastaba con el negro y el azul tornasol de los extremos.


El veía con asco los gusanos comiendo la carroña del pájaro.

El otro se interesaba por las vibraciones de las plumas al pasar el viento entre ellas, Hasta le parecía oír pequeños aleteos.


Él miraba ese horrible y desfigurado cadáver, casi con odio, por ensuciar la playa esa mañana.


El otro sentía pena por ese pájaro muerto, impiadosa mente insepulto a la orilla del mar.

miércoles, 18 de septiembre de 2013

Revés


    Hoy como todos los días me desperté a la misma hora. Me desperecé, bostecé y miré el reloj, como todos los días.

    Como todos los días saqué mis pies de la cama y los puse sobre la mullida alfombra, que hoy, estaba apoyada en el techo

Castillo de La Toma Vieja- San Luis








sábado, 31 de agosto de 2013

La entrada al túnel



   
  
     Hacia mucho tiempo que Alberto estaba viendo en aquel rincón oscuro, lleno de cosas viejas y en desuso, un gran agujero en la pared.

    Era un hueco lo bastante grande como para permitir el paso de una persona, redondo, de bordes irregulares. Parecía la entrada de un túnel y estaba completamente cubierto de telarañas. Su aspecto era tenebroso y desagradable, inspiraba miedo pero él sentía que debía pasar por allí y que lo estaba demorando.

    Ese día le había parecido especialmente triste. No había viento, los perros del vecindario, siempre tan molestos, casi no habían ladrado y le pareció que los pájaros cantaron menos que lo habitual. Hasta notó menos transito en las calles.

    Muchas veces en los últimos tiempos había intentado asomarse al hueco respondiendo al extraño mandato que le venía desde muy adentro pero a la vez, sentía un profundo rechazo, una pavorosa sensación de espanto que lo alejaba rápidamente de aquel siniestro rincón. Era como si hubiera dos fuerzas pugnando dentro de él.

    Aquel día raro, tan serenamente triste, al pasar  frente al agujero, volvió a sentir aquel llamado. Se acercó lentamente sobreponiéndose al rechazo que sentía. Quedó parado frente a él, como midiéndolo. Titubeó y finalmente en un impulso apartó las telarañas de la entrada con el brazo, pasó una pierna y luego doblándose y agachando la cabeza pasó con todo el cuerpo por la estrecha abertura.

    Al entrar al túnel, lo que le había parecido desde afuera, una oscura cueva, era una sala enorme poderosamente iluminada y llena de gente que, al verlo llegar, comenzó a darle grandes muestras de afecto.

    Sintió una profunda emoción al  ver tantas caras familiares, aunque no podía decir con certeza quienes eran. Avanzó hacia ellos, muy feliz, recibiendo abrazos y palmadas cariñosas. Se confundió entonces con toda aquella gente, mientras lamentaba haber  tardado tanto en decidirse a entrar al túnel.

 

     En la puerta de su casa Alberto yacía en el suelo rodeado por los vecinos, que solícitos y alarmados trataban de reanimarlo. Aún tenia la llave de la puerta en su mano como disponiéndose a entrar.

    Finalmente llegó una ambulancia, como siempre, demasiado tarde.

 

 

                                                                                                        De :   Anillos de Humo

                                                                                                Publicado por San Luis Libros

                                                                                                   S. Luis- Argentina- 2011



lunes, 29 de julio de 2013

La Sombra Extraviada


            Una sombra había perdido el cuerpo que la proyectaba. Yo di casualmente con ella, mejor dicho, ella dio conmigo.  
            Estaba esperando el colectivo y por mi posición relativa respecto del Sol, mi sombra no se veía. La sombra perdida al no ver mi sombra pensó que yo era su cuerpo y se pegó a mí.
             No me dí cuenta de eso hasta que al bajar del colectivo y caminar por la calle con el Sol a mis espaldas, vi dos sombras moviéndose delante de mi.
             Me di vuelta para ver quien me seguía, pero no, yo caminaba solo por la vereda. Quedé bastante intrigado por aquel fenómeno.
            Al dar vuelta en la esquina quedé caminando a cubierto del sol, por lo tanto no había sombras. Al llegar a la siguiente esquina y cruzar la calle, vi que mi sombra tenia cuatro piernas. Me ganó la curiosidad  y comencé a hacer cabriolas y movimientos para ver que hacía mi sombra.
            Mi sombra siempre aparecía doble, me detuve a razonar lo que estaba pasando y con sorpresa vi que mis dos sombras comenzaban a forcejear entre ellas, primero a los empujones y luego a darse golpes, trompadas y patadas.
            ¿Como podía ser que estando yo inmóvil mi sombra estuviera luchando ferozmente consigo misma? No salía de  mi asombro.
            Algunos transeúntes que pasaban interfirieron sus sombras con mi sombra doble y su extraña puja. Por momentos había una total confusión de sombras, hasta que quedé nuevamente solo, parado en aquella esquina, tratando de resolver el enigma.
            Fue ahí que vi  como una de mis sombras, echaba a la otra. Con  un brazo extendido le señalaba  que se fuera. La otra sombra, con los hombros caídos y la cabeza gacha se apartó, vencida, y con actitud resignada, dio unos pasos, se dio vuelta, me hizo un ademán de despedida y se fue calle abajo perdiéndose bajo la sombra de los árboles, que la recibieron solidarias.



                                                                                                        De :   Anillos de Humo
                                                                                                Publicado por San Luis Libros

                                                                                                   S. Luis- Argentina- 2011